Hace cinco años nos atrevimos a sacar la voz, en ese entonces éramos cinco y hoy somos más de 20 voluntarias. Es imposible olvidar nuestra primera rueda de prensa de lanzamiento o la sorpresa y emoción que tuvimos cuando nos dimos cuenta de que la indignación y la rabia por no poder ser libres en las calles y no poder transitar en paz no era solo nuestra, sino de muchas más mujeres. A pocos días después del lanzamiento del Observatorio Contra el Acoso Callejero Guatemala un 25 de noviembre de 2015, entendimos: Las calles también son nuestras y las mujeres en Guatemala las vamos a tomar.
Desde ese entonces, creemos que lo que hacemos en el Observatorio son acciones trascendentes y poderosas, porque visibiliza una violencia que ha sido normalizada, es por esto que hemos trabajado para transformar una cultura que provoca que las mujeres tengamos miedo cada vez que salimos a la calle. Hombres desconocidos ejercen su poder sobre nuestros cuerpos, sin pensarlo y sin querer conocernos, simplemente usan los espacios públicos violentándonos sexualmente.
Ante esto nos cuestionamos: ¿Por qué cada vez que salimos a las calles vivimos acoso callejero? ¿Cuántas veces lo hemos vivido y desde cuándo? ¿Con quién se puede hablar? ¿Quién va escuchar y nos dirá que no es nuestra culpa? ¿Cómo nos podemos defender? ¿Quién les enseñó a los hombres a hacerlo y por qué? ¿Cuándo lo van a desaprender?
Nosotras creemos que hay que transformar la realidad y erradicar el acoso callejero y, aunque no es fácil hablar sobre ello y no todo está hecho, en nuestro quinto aniversario estamos llevando a cabo el Primer congreso sobre acoso callejero en Guatemala para compartir todo lo que hemos producido, reflexionado y aprendido. Siempre, desde la esperanza, la alegría y la celebración de la existencia de este Observatorio, porque no es solo nuestro, es de cada mujer en Guatemala que ya no puede, ni quiere callar lo que ha vivido. También, por aquellas que ya no están: SOMOS su voz y no callamos.
Seguiremos trabajando con fuerza porque queremos que en lo individual, en lo familiar, en lo comunitario, en lo colectivo y en lo estatal se tome acción y se garantice que cada persona transite en paz y con libertad. Además, nunca callaremos nuestra voz y siempre recordaremos que ¡las calles también son nuestras!